En torno a la mesa
es todo alegría,
se olvida una pena,
se olvida el rencor.
Y en la cabecera,
la abuela dichosa
estrecha amorosa
al nietecito menor.
Dos lágrimas tiemblan
en cada pupila,
refleja su rostro
feliz emoción.
Los nietos rodean
su blanca cabeza,
formando una rueda
de dicha y amor.
Brindemos, hermanos,
brindemos, amigos.
Salud para el Padre,
bendígalo, Dios.
Y para tí, Madre,
un beso profundo
de mi corazón.
Campanas de gloria
echadas al vuelo
repican y dicen
por la inmensidad.
Que hay paz en la tierra
y hay luz en el cielo
repican y dicen
Feliz Navidad!